Hoy pensaba en cómo me ha tratado este año y ha sido tan eterno que cuento los días para que se acaben , para que mi mente asimile que viene un año cargada de otras cosas.
Seguramente me he preguntado cuánto debe doler para estar bien, pero no lo sé.
Y ojalá lo descubra algún día.
Querida persona que me lees, gracias por acercarte y queridas personas que han seguido mis momentos de dolor, gracias por sus ánimos.
Este es el año que menos he actualizado el blog.
He llorado más de lo que he podido y me pesa tanto lo que he sentido, que estos últimos días trato de llevarlos con la mente en blanco.
Querida, Ann del futuro.
Este año ha sido muy difícil , pero estamos empezando diciembre y aún lo has tolerado.
Este año: te mudaste de casa y la adaptación te costó horrores, diste en adopción a Cuervo y sentiste que te rompiste un poco, luego se suicidó tu papá y no quedó igual tu mente ni corazón.
Querida, intentaste darte una oportunidad con el psicólogo, pero no resultó y lo abandonaste, enseguida llegaron las ideas suicidas y la autolesión. Pero a tiempo pudiste dar unos pasos atrás.
Mientras escribes esto estás equilibrada, pero hasta ahora no sabes cómo será el siguiente día.
Este año intentaste escribir más cosas de escritura creativa y desde agosto ha sido tu cable al mundillo que te gusta, pero también descubriste que la carrera elegida no es lo que esperabas y tu terquedad no te hacia abandonar, entonces agarraste lo que te dijo el psicólogo: No estaría mal que puedas volver a esos llamados sueños viejos, porque no hay sueños viejos. Entonces te anotaste a enfermería, espero que te vaya bien.
Y ojalá cuando leas esto hagas algo que te haga feliz. Este año también descubriste que tienes un trastorno de ansiedad y te agobiaste tanto con la universidad que colapsaste y terminaste en un rincón muy inestable y llorando como si te partías en mil pedazos. La universidad este año no pareció esa vía de escape, sino una tortura, todo el año en alguna materia tenía que ser sobre el suicidio y el tema te agobiaba, te dañaba, te mataba, una vez más.
Pero aquí estamos, aún de pie.
Cuando leas esto quiero que también recuerdes cosas buenas:
Estás en la marcha de lidiar con todo eso, siempre te apoyó tu pizca bella, y ha sido y es tu mayor contención. Aprendiste a encontrarte en los cambios, también llegó otra mascota a tu vida: Teemo. Empezaste a escribir sobre tu padre y ayudó a convivir con los recuerdos que te azotaban.
Salió la publicación de tu poemario y aunque no pudiste estar contenta al cien, sabías que querías que suceda. Participaste en una antología con Ediciones frutilla y a mucha gente le gustó.
Te revolvió la vida y la ilusión la idea de volver a estudiar algo de la carrera de salud. Encontraste más gente que te apoya, y que te aprecia.
Conociste libros que siempre deseaste encontrar y ahora no quieres que se terminen.
Hay días que eres muy feliz.
Ann, sigue luchando, por favor.
Hay mucho que recorrer, no te rindas ahora.
Si leíste esto,gracias ❤
Te invito a escribirte para un futuro.
Gracias por quedarte y leer. Es una entrada de qué y cómo me siento.
Les quiere, Annette